martes, 30 de junio de 2009

AGUSTÍN DE FOXÁ, CONDE DE LO MISMO

Foxá es reflexivo, irónico, despectivo, meditador, irónico, wildeano. Por eso es capaz de decir: "Tengo el puesto ideal: embajador de una dictadura (la de Franco) en una democracia. Así disfruto de ambos sistemas".




Hoy, se cumplieron cincuenta años de la muerte de Agustín de Foxá. Alguno (de los más jóvenes) pensará: ¡ya!, y ¿quién era ese señor…? Pues él mismo se describe: “Soy aristócrata, soy conde, soy rico, soy embajador, soy gordo, y todavía me preguntan por qué soy de derechas. ¿Pues que coños puedo ser?”

Pero éstos no fueron, en ningún sentido, los méritos por los que Agustín de Foxá pasó a la historia. Por lo menos a la historia reciente, porque cada vez está siendo más injustamente olvidado.

Foxá forma parte de esa nómina de escritores “de la Falange”, (ese es el problema) hoy proscritos, malditos y tildados de fascistas. Hoy en España, por desgracia, no se aprecia el arte. Se aprecia la afiliación política. Si Foxá fue fascista, yo soy el Cid Campeador. Pero estuvo allí, en aquel momento, y se la “cargó”. Foxá se pasaba por el forro, a Franco y a Mussolini (de dos en dos), políticamente hablando y, si el antiguo régimen franquista le dio algo, fue, sencillamente, porque le necesitaba y él quiso servir a España. Hubo, sin duda, otra cuestión: Foxá no comulgaba con la “horda roja”, pero eso es algo íntimo y muy personal. En su novela “Madrid de Corte a checa” nos lo narra magistralmente y, leyéndola, podemos llegar a entenderle, porque es una de las novelas más realistas y mejores que se han escrito en la literatura española del siglo XX.

Agustín de Foxá, como otros muchos, pertenece, como dice Paco Umbral, a un generación de “señoritos” que hicieron la guerra, o no la hicieron, pero que tienen todos, en común, mucha cultura y supieron arreglárselas para no meterse en “harina franquista”. Pocos, o muy pocos, se sintieron identificados con el dictador cuando –versos de Ridruejo- llegaron las “banderas victoriosas, al paso alegre de la paz”. Parecen abrumados (salvo unos pocos) por aquella victoria que, a ellos, sólo les trajo una relativa tranquilidad personal, producto de una victoria militar que les arroja al confín de la literatura fascista, porque los militares no sabían, entonces, de letras.

Foxá fue víctima de su genio y de su ingenio y aquel régimen, con el que él colabora y al que sirve se le va echando encima. No puede con él y ello influye en la poquedad de su obra que se reduce más al artículo descriptivo y a algunos poemas, que a la gran obra novelística que quiso hacer (al estilo Valle Inclán) y tantas cosas le impidieron realizar. Fue de los prosistas de la Falange. La mayoría de ellos, “pensadores de periódico”, como apunta Umbral. Pero Foxá fue más allá. Foxá no tenía complejos ideológicos. Estaba donde estaba, eso no tiene discusión. Pero él era Foxá. Un “aparte”. Un “aparte” que no le salió naba barato.

Foxá, no se acojonaba ni ante Millán Astray, ni ante Serrano Suñer, ni ante el conde Ciano, ni ante el lucero del alba. Agustín de Foxá, era él, simplemente él. Sin políticas. Revestido, como ya he dicho, de su genio y de su ingenio. Foxá, era un español de los de siempre para bien o para mal. Él era lo que era.

Aquello de la seudofalange, y lo del “frente de juventudes”, le jodía. Eso no iba con él. Aquello de los niños manipulados por impresentables no podía soportarlo. Él, con su ironía y su ingenio innato, lo criticaba de forma irresponsable para los tiempos que se vivían: “Son unos niños vestidos de gilipollas mandados por un gilipollas vestido de niño”.

Ramón Serrano Suñer (el cuñadísimo) le llamó al orden…: -“Agustín, ¡esto se ha terminado! Tus frases, que quieren ser graciosas, sólo son disolventes y destructivas. No estoy dispuesto a aguantarte ni un minuto más. Foxá, para Serrano, era un irreverente camarada: -“No creas, le comentó Serrano, que mi amistad por ti va a permitir este tipo de cosas. La bronca fue brutal, pero después bajó el tono de quien, después del Caudillo, tenía todo el poder en España:

-Agustín, ya sé que no lo haces con mala intención, pero el resultado, viniendo de ti, es demoledor…Piénsalo, Agustín…Nos estamos jugando una España pobre y desgastada por una guerra y “buscamos un imperio….”

Foxá no pudo evitar ser lo que siempre había sido…: ¡Ramón! ¡Un momento! –le dijo Foxá- ¡Te juro que este último chiste no es mío……

Agustín de Foxá, bebía y fumaba en abundancia. En la Italia de Mussolini fue agregado cultural de la embajada Española. No duró mucho, porque sus cojonadas no le daban tiempo a durar en muchos sitios. Pero se marchaba satisfecho del deber cumplido. El conde Ciano, al que apreciaba mucho más que a su suegro, tuvo la insolencia de criticarle su exceso de copas y cigarros en una fiesta de la embajada….. “A usted Foxá, le matará el alcohol y el tabaco”… Galeazzo Ciano, yerno de Mussolini, tenía (al igual que Foxá) fama de “cornúpeta”, sólo que Foxá, como se dice hoy, “pasaba….”. Claro, al bueno de Foxá, que como a todos los que bebemos y fumamos, nos jode que nos los vengan a reprochar, sólo se lo ocurrió contestarle: “Pues a usted le va a matar Marcial Lalanda”…Los cuernos andaban en juego y Marcial era el torero del momento............

A los pocos días, Agustín de Foxá hacía sus maletas y regresaba a España. Nunca se llevó bien con un régimen que, como a Ridruejo, le desilusionó. Él era conde, gordo, rico, culto, muy culto. Pudiera haberlo sido todo en aquel régimen franquista. Pero no le dio la gana. No le gustó. Aquello no era lo que había ideado José Antonio. Antes que todo prefirió ser libre, bebedor, fumador y, simplemente, Agustín Foxá….

Foxá es un personaje que se merece mucha más atención de la que se le ha venido dando. Yo, aquí, sólo le dedico un pequeño espacio literario. En mi corazón tiene mucho sitio. El odio, la represión actual, la falta de cultura, el sectarismo, la mala hostia, en general, envían a estas gentes al ostracismo.

Y eso, gracias a Dios, que vivimos bajo gobiernos llamados progresistas……¡¡¡Gracias a Dios…!!!

jueves, 25 de junio de 2009

CALLE DE "DIONISIO RIDRUEJO"

En realidad había llegado a la política un poco tarde. No se afilió a Falange, con mucho sentido de la portunidad, hasta agosto de 1936, pero su carrera sería, como la de sus compañeros intelectuales, meteórica... (Andrés Trapiello: "Las Armas y las Letras")


Lo del cambio de nombre de las calles en las villas y ciudades de España, para mí, no es más que una simple y mezquina venganza. Los que mandan, mandan, aunque no sepan hacerlo. Simplemente, mandan y hacen lo que les sale de los “perendengues”. Pero eso ya lo hacía Francisco Franco, al que tanto denigran y al que tanto imitan.

Hoy me entero por la prensa (artículo de Gerardo Lombardero, en LNE) que se ha “indultado” la calle que en Oviedo hay dedicada a Dionisio Ridruejo. La “indultan” porque Dionisio, aunque fue falangista de primera línea, le plantó cara a Franco. Nada más que por eso.

Dionisio Ridruejo era más intelectual que político. Las circunstancias políticas de la España de su tiempo, le pillaron muy joven y le arrastró la marea de la Falange de José Antonio. Aquella Falange (no la de después) era un “movimiento juvenil y poético” que trataba (a su estilo) de llevar a una España impresentable en los conciertos internacionales, hacia unos parámetros de normalidad y de respeto de lo que hacía ya muchos años que carecía.

España no estaba seca de partidos políticos (quizá esa fue siempre su desgracia). Los había de todo tipo e ideologías. Había grandes declamadores que discurseaban sin sentido: Azaña, Gil Robles, Lerroux, Prieto.... Y también “teloneros” como “La Pasionaria” que era la que revolvía el "cacao". Había gentes a los que España les importaba un cojón de mico. Sólo contaba, para ellos, su carrera política, y sus logros en el mismo sentido. España era lo de menos. ¿Les suena......?

Un buen día, llegó un joven abogado de poco más de treinta años, que se inventó una filosofía política que podía, con tiempo y con apoyos, volver a hacer renacer una España, quizá no grande (que ese es un concepto abstracto) pero sí una España respetada en el contexto internacional. Un poco lo que pasa hoy.

Dionisio Ridruejo, pequeñito él, con poca salud (aunque le permitió estar en la “División Azul", en la dura y fria Rusia de la Gran Guerra), no lo dudó. Se afilió a la Falange, a aquel movimiento que, a parte de política, propugnaba también romanticismo y poesía, que era lo que a él le gustaba. España debería volver a ser lo que fue, pero dentro de unos parámetros poéticos, históricos y nacionales. Luego llegó una cruel guerra civil. España, se desangró y desparramó sus tripas por sus campos y páramos. Al final, el poder quedó en manos de Francisco Franco que mandó, a su entender y estilo, durante casi cuatro décadas, con el apoyo de aquellos seudofalangistas a los que Ridruejo abandonó decepcionado.

Al pequeño Ridruejo, ya no le eran iguales los postulados del joven José Antonio, que los del cuartelero Franco. Cuando hacía antesala ante el Generalísimo, ya no le sonaban igual las palabras de Serrano Suñer (el "cuñadísimo") que las del propio José Antonio, amigo de ambos y albacea, el segundo, testamentario político del primero.

Ridruejo no pudo soportar aquella decepción. Ridruejo no era un político, aunque hubiese sido un “falangista poético de primera línea”. A Ridruejo le pasó como a muchos: creyó que la política se fabrica a golpe de versos. Esa es la triste realidad y lo que muchos aún no hemos aprendido, ni aprenderemos nunca.

José Antonio, aquel hombre de treinta y tres años, que murió fusilado por la otra España, dejó de escribir versos y ensayos político-poéticos. Dionisio, no se dio cuenta que con él se había acabado un sueño. Él quiso seguir, hasta que un día se dio cuenta que estaba tratando con gentes que de poéticos no tenían nada.

Entonces, su pequeño cuerpo se creció. Su tuberculosis que avanzaba, se detuvo por un momento. Le dijo a Franco lo que nadie se atrevió a decirle nunca. Franco, no tuvo cojones de mirarle a la cara. Le despidió protocolariamente, y lo mandó al destierro.

Para entonces, Dionisio Ridruejo ya había escrito (le joda a aquien le joda) dos de los más hermosos versos del “Cara al Sol”: “Volverán banderas victoriosas/al paso alegre de la paz…..”

Como los grandes, Dionisio murió, tísico y amargado. ¡Toda una vida intelectual y poética, para nada…..¡ ¡Para nada!

Oviedo ha "indultado" su calle. Seguirá llamándose “Dionisio Ridruejo”, aunque hubiese sido falangista. Pero no por sus grandes dotes intelectuales, sino porque tuvo los suficientes atributos para plantarle cara a Franco e irse a su casa. Y para decirle a él y a quien se le pusiese por delante, que se metiesen aquella seudofalange por los mismísimos.
Si Ridruejo reviviera, les diría a muchos que se metieran la "calle" por donde amarga al chile. Dionisio tenía mucha más clase que los que hoy le quieren reivindicar con una calle que él nunca bubiese querido en estas condiciones. Pero ésta es la "memoria" de España. Esta es la miseria de España, representanda por los miserables que hoy nos representan. Esta es España, al fin, porque, los que nos representan, han sido elegidos por la mayoría de los españoles. Respeto, por supuesto. Pero a mí no hay nadie que me evite o me niegue sentir vergüenza.

miércoles, 24 de junio de 2009

PERIODISMO CIUDADANO

Pues ¿que quieres que te diga, ¡macho!....? ¡Pasaron......





Yo no tengo un concepto muy claro de lo que es hacer “periodismo ciudadano”. Sin embargo es algo que, sin tenerlo identificado (solamente a mi entender) siempre me atrajo. Quizá sea porque el “periodismo” fue la carrera que a mi siempre me hubiese gustado y no pude realizar. Yo creo que esa es la razón fundamental, para mí. Entonces, aquí se me plantean dos cuestiones: ¿Yo hago "periodismo ciudadano" por afición, o por venganza? La verdad es que, para mí, la venganza sobra en esta vida, aunque tenga “mala leche” y algunos puedan interpretar mis salidas de tono como tales venganzas. La venganza, estoy absolutamente convencido, da una satisfacción pasajera, pero nunca te llena de nada, sólo de miseria y de frustración.

Sin embargo, hoy tenemos grandes oportunidades de desarrollar estas aficiones nuestras (sin carné, y las más de las veces sin mayor atención por parte de nadie...) a través de esto que se ha venido a llamar “periodismo ciudadano”.

¿El “periodismo ciudadano”, es un tipo de periodismo de opinión, de simple reporterismo (en todos sus ámbitos), o de sucesos…? Yo creo que puede haber de todo, porque las páginas que nos acogen (fundamentalmente digitales) nos ofrecen la inmediatez y la oportunidad. En este “mundillo” existimos toda clase de especímenes, hasta los “enterados”. Estos no podían faltar en este espacio de tan enormes posibilidades.

Yo soy un enamorado del periodismo ciudadano. Y, además, estoy convencido de que es el futuro inmediato del periodismo genuino. La “prensa”, el perodismo, se acaba, víctima de sus propios excesos. Es una pena. Algo que se desarrolló en el pasado siglo XIX y que tuvo tantos ejemplos profesionales, dignos de aparecer en las más ilustres nóminas de redactores, articulistas o, simplemente, colaboradores de cierta élite, se acabó. Para mí, el periodismo se acabó con Paco Umbral. Los demás (y quiero apartar a Antonio Burgos) son, simplemente, buenos escritores, pero no periodistas……

¿Cuál es el filo entre un buen periodista y un buen escritor? Eso tendrá que decírmelo alguien más cualificado que yo. Pero la diferencia es mucha, eso yo lo sé. Mucha. Es una diferencia como la existente entre un buen torero y un buen “banderillero”. Los dos son artistas, pero uno sólo estoquea, el otro, simplemente, marea a la res. Pero hay arte en las dos faenas.

Entre el escritor, por naturaleza, y entre el periodista, también hay arte, mucho arte, pero, como en los “toros” hay que saber distinguirlo.

Un periodista ciudadano es como aquel espontáneo que, una tarde, desesperado, porque nadie le reconoce el “arte” que cree que lleva dentro, se lanza a la plaza y pone el pecho a favor del toro con la sola defensa de su chaqueta (si es que tiene chaqueta) auque se lo parta en cachos…

A este periodista “ciudadano” le pasa lo mismo. Torea a “chaqueta”. Le pueden romper el pecho. Le darán cornadas por todos sitios. Pero tiene unos perendengues que no se los va a romper nadie.

No se los va romper nadie, porque se los guardan su honradez. Su sinceridad. Y, si me apuran, hasta su inocencia.

Lo “periodistas ciudadanos” somos así. Llámenos como quieran. Pero “tiempo al tiempo”. ¡¡Ya veremos quien es el torero que merece la pena estar mañana en “Las Ventas."




martes, 23 de junio de 2009

UN AÑO

"Ese" mundo es el mundo donde vives cuando te sientas a escribir. Es "ese" mundo, y lo es para mí. En realidad no quiero juzgar "este" mundo, si prefieres "ese" mundo no significa que "éste" no sea bonito. Prefiero "ese" mundo porque es un mundo de imágenes y descubrimientos, y descubrir cosas es precioso.... ("this" world y "taht" world. Janet Frame)




Hoy hace un año que comencé este blog donde yo queria descargar mis inquietudes políticas, culturales, de actualidad...Donde yo quería desarollar mis aficiones y sentirme medianamente realizado en este aspecto.

No me quejo. Hubo mucha gente generosa conmigo que lleva todo el año soportándome, lo cual agradezo desde lo más profundo de mi intimidad. No voy a hablar de estadísticas, ni de cifras, ni de otro tipo de chorradas así. No voy a decir si me siento contento o frustrado. Yo me conozco (vamos, creo) y sé que tengo mis "altibajos" impuestos por mis condiciones vitales. Quizá me falte la constancia o, quizá, sea, simplemente, mi estado de ánimo (no siempre bueno) el que me hace faltar a la cita en muchas ocasiones.

Buscar un tema, aunque existen muchos a diario, no es fácil para un simple aficionado como yo que no se ve obligado, profesionalmente, a acudir diariamente a la pantalla. Pero es más difícil lograr desarrollar ese tema que te gustaría, y no siempre te encuentras con la audacia de querer intentarlo. Hubo veces que me sentí satisfecho de algo de lo escrito, pero hubo más veces que me sentí mal y hubiese preferido borrarlo. Pero yo no soy de los que doy la espalda a los hechos. Una vez el barco "avante", que sea lo que Dios quiera. Las tormentas o avatares hay que intentar sortearlas.

Nunca eludí una crítica negativa y, si en algún momento omití la publicación de algún comentario, no fue en razón de mi posible desprestigio. Fue sólo debido a lo soez, o a lo inapropiado de los planteamientos, en muchos casos al margen del comentario realizado.

No voy a dejarlo, porque es como mi juguete. Seguiré tratando de escribir y hacer de esta página algo más útil. Un año te da cierta experiencia y trataré de asimilarla y ponerla en práctica.


Sólo me resta el agradecimiento a todos. A los que me leen. A ECTV, sin cuyo apoyo, está página a penas se conocería. A Facebook, donde me permiten colgarla. A Nel Melero. A mis amigos de Muñorrodero. A Pico Peñamellera....A mucha gente...¡A tanta gente....!

miércoles, 17 de junio de 2009

CASINO DE LLANES, NUEVA ETAPA

Carreira, Caballero y Maya, en la junta del "2 de mayo"



Hoy tengo en mí sentir un sabor agridulce. Dulce, porque un día, sin ningún ánimo de protagonismo, ni de nada parecido, llegué (dentro de unas circunstancias, casi necrológicas), a ser presidente del Casino de Llanes, una de las instituciones que, en su día fue de lo más prestigioso de esta villa. Hoy, por supuesto que no lo es. Y sé lo que digo e, incluso, la gravedad de lo que digo. Hoy se ha ido deteriorando de forma mortal, y no le auguro ningún futuro, salvo que en la misma haya un giro de 180 grados por parte de los nuevos dirigentes que lleguen.

Agrio, porque ¡tiene cojones!, a mis sesenta y un años, tengo que venir a enterarme de que no te puedes fiar de nadie. Tengo que llegar a enterarme de que amigos hay muy pocos y de que de comediantes y títeres, está el mundo lleno.

Quien me conoce, sabe que yo no me voy, ni con rencores, ni con frustraciones personales. Yo fui una persona que “pasaba por aquí”. Sin más maldad, sin más merecimientos y, por supuesto, sin más ambiciones, y mucho menos personales. A mí, los títulos, me cuelgan de los perendengues. Lo material, ya me sobra, y mi prestigio personal, si en todos estos años no he sido capaz de demostrarlo, ya es tarde para tal encomienda.

Lo agrio, también me lo producen las formas y el desencanto de bastantes ¿personas? Bien, de momento vamos a llamarlas así. Desengañarse en Llanes, radicalizarse en Llanes, perder la ilusión por muchas cosas en Llanes, no es nada difícil. Es sólo cuestión de tiempo y de meterte donde no te llaman. Pero eso se aprende, y nunca es tarde.

Ya he dicho que no me voy con rencor hacia nadie, aunque a alguien le tenga citado en los juzgados. Eso es otra cuestión muy distinta, aunque producto de la que nos ocupa.

Estos dos escasos años de presidencia del Casino me han enseñado bastantes cosas. Me han mostrado lo que personas de baja estopa son capaces de hacer para mantener un estatus absurdo y sin ninguna trascendencia. ¡Que no serían capaces de hacer para mantener un puesto político, por poner un ejemplo! Me han mostrado hasta donde se puede bajar, en lo moral, para mantener determinados privilegios. Me han mostrado cual es el nulo valor que le dan a una supuesta amistad, y me han mostrado la miseria de la gente que no es “nadie”, que nunca ha sido “nadie”, y que siempre serán “nadie”.

Yo no pude estar, por desgracia, en la última asamblea de socios del pasado sábado. Me bastó con la del día dos de Mayo, donde parecía que se defendía Madrid ante el invasor gabacho.

Ahí he visto a esos “nadies”, que por cuatro euros al mes que pagan como socios, se creían sentados en el consejo de administración de un banco, pidiendo y exigiendo, a unos niveles incomprensibles de hipocresía, a unas gentes (directivos) que no se habían comido un solo euro, y que habían hecho bastantes más cosas que las que se hicieron en muchos años, las más estrictas cuentas y las más exigentes explicaciones a una gestión, cuando menos, limpia y honrada.

Ahí observé las miserias de esos “nadies”, a flor de piel. Les observé satisfacer sus decepciones vitales y sus frustraciones personales en un foro en el que no fueron capaces de mostrar la más mínima educación, ni el más básico de los respetos.

Ahí observé criterios (tengo que pensar que alguien tiene intereses personales en algunas cosas) de tan bajo calibre, que consideran cara (por poner un ejemplo) la adquisición para la Sociedad de un instrumento musical (una batería instrumental) por 600 euros, y tienen como “barato” y normal, que la Sociedad tengan cedido un bar a “COSTE CERO” a una determinada persona y, encima, se le pague una cantidad por determinados servicios. La partida más importante del presupuesto mensual de la Sociedad.

Ya digo, he aprendido muchas cosas. Sé que la Sociedad Casino de Llanes, no tiene, a penas, ingresos que le permitan desarrollar actividades. He aprendido que está hipotecada y agarrada por los perendengues y que su futuro no es nada halagüeño.

Llegará otra Junta Directiva. Yo me fui, porque ésta no es mi guerra y no he encontrado ningún tipo de comprensión y, hoy por hoy, a mí no me vacila ni me falta al respeto ningún hijo de vecino. Sólo queda desearle a los que lleguen, todo tipo de éxitos y aciertos. Consejos, por mi parte, ni uno. Lo que hay que hacer, ya lo saben ellos. Otra cosa es que quieran o no quieran hacerlo.

¡Por cierto!: Si no me echan, yo seguiré siendo socio……


domingo, 7 de junio de 2009

RAMÓN VERDEJA BARDALES. UN PEÑAMELLERANO..

La Torre de Alevia.



“Pues habrá que ir a Oviedo a ver a Verdeja…”. Esta era una frase común en muchos hogares peñamelleranos, allá por entre los años cuarenta y finales de los setenta del pasado siglo XX. Ir a Oviedo a ver a Verdeja, se imponía cuando determinadas cuestiones administrativas, y de orden, ya no llevaban arreglo entre la burocracia de nuestro contorno, y su posible solución nos llevaba a superiores instancias en la capital asturiana.

Allí estaba siempre Ramón Verdeja Bardales, alto cargo de la policía del Estado (llegó a ser Comisario Superior). Allí estaba, siempre presto a recibir y tratar de solucionar los problemas de sus paisanos, fuesen quienes fuese, de cualquier condición e ideología, porque para él sólo contaba la integridad moral, y siempre dentro de la ley y del orden, pero, también, saltándose ese orden, si era necesario, a favor de una justicia, no escrita, pero justicia al fin, que sólo las personas de su talla moral y humana sabían donde radicaba el límite de lo permisible.

Ramón Verdeja, nació en Alevia, la que, según Cecilio F. Testón, en un tiempo se denominó “La Atenas de Peñamellera”, en un lejano 28 de diciembre de 1914 y, tras cursar sus estudios, ingresó, en 1939, en el Cuerpo Superior de Policía, siendo destinado a Lérida para, a los pocos meses, incorporarse en Oviedo. Allí obtiene su licenciatura en Derecho y va escalando puestos hasta terminar, en 1978, como Comisario Principal.

Ramón no fue un policía, por así decir, a la usanza. Ramón fue más bien un hombre de despacho. Un organizador, un humanista y un filósofo, rasgos muy difíciles de encontrar en personas de su oficio. Sin ninguna duda fue un hombre influyente, en su momento, y un personaje que supo aprovechar esa influencia para hacer todo el bien que fue capaz de hacer.

Su sobrino, Pablo Madrid Verdeja, me lo recuerda en una carta. Había una frase que le definía, a él y a su vida: “Hasta que me echen, siempre estaré al lado de los que necesiten algo de consuelo”.

Ramón fue un peñamellerano “pura sangre”, orgulloso de su origen. Un peñamellerano con muchos amores entre los que destacaba su valle, coronado por su Alevia natal. Y digo lo de muchos amores, porque Ramón nació para amar. Su gran amor fue Angelita, su querida esposa que le antecedió ante Dios, y su numerosa familia de la que algún vástago, como Anabel, se le desgajó dolorosamente ya en los últimos años de su vida. Pero para él, amores eran todos los peñamelleranos que llegaban a Oviedo a su despacho en busca de soluciones para sus problemas. ¿Hay alguien que pueda decir, con el corazón en la mano, que no recibió –si no pudo ser otra cosa- el cariño, la comprensión y la atención exquisita de este hombre generoso e inigualable? Hombre, puede hasta que sí. Puede que haya gente tan ruin que hoy pueda negar eso. Pero hay que ser muy bajo de moral y de valores para poder manifestar algo semejante.

Su vida fue guiada, siempre, por una profunda convicción católica y humanística lo que le llevaba a la felicidad personal y a tratar de transmitir esta felicidad a los demás.

Es muy breve este espacio para poder argumentar aquí, las razones que nos llevarán a un grupo de amigos del concejo a solicitar al consistorio de Peñamellera Baja, para Ramón Verdeja Bardales, un reconocimiento en forma de calle, o plaza, en la capital del concejo, Panes. Sin embargo, habrá otros foros donde sí se podrán desarrollar estos argumentos y se realizarán las gestiones pertinentes para lograrlo.

Sólo una pobre visión de su persona, de nuestra tierra o, simplemente, la ingratitud, pueden ignorar o dejar de valorar la empatía que Ramón siempre mostró con las necesidades y requerimientos de los vecinos de su tierra entrañable, Peñamellera.

Más allá de las ideologías, Ramón Verdeja Bardales es para varias generaciones de peñamelleranos el arquetipo humano más importante de nuestro concejo en la segunda mitad del siglo XX.

Vaya esto como anticipo del empeño que algunos nos proponemos llevar a la práctica, porque, entre otras razones, lo consideramos un deber y un agradecimiento a una persona que derrochó cariño y que amó a su tierra y a sus gentes, con la misma fidelidad e intensidad que se ama a una madre.